Sunday, November 27, 2005

Las enseñanzas de Lutek Muka

foto tomada por Carlos A. Falla

La horda de los Truluk, era una especie de nómadas, que viajaban en manada, errantes por el mundo. Valles, mesetas, nevados, playas, bosques, islas y montañas, habían sido recorridas, generación tras generación. Una semana atrás, Lutek Muka, vio nacer a su hijo Nané y le prometió a la madre, que cuidaría de él…

Los años pasaron desde entonces y el niño creció fuerte y salvaje: No tenía aberraciones por la tierra, nómada a los 16, como sus ancestros. Lutek Muka era un gran maestro, porque supo contarle lo que necesitaba oír, y callar, lo que debía descubrir por sí mismo. Así, llego el día de la verdad, en la que Nané fue sometido a una prueba más difícil. Tenía que sobrevivir durante 4 días solo, alejado de la manada. Mientras tanto, los demás continuaron su camino hacia las playas blancas, para integrarse con grupos amigos y reproducir la especie.

La noche anterior, el joven Truluk cerró los ojos, pero no pudo dormir la mente. Estuvo repasando cada minuto de su existencia, cada lección aprendida, cada momento en el que la incertidumbre se apoderó de él y su padre le respondió ninguna palabra, para que él mismo pudiera reconocer, el color de sus temores…

Continuará…

Wednesday, November 16, 2005

Paradojas del fútbol

Cuando somos pequeños, el mundo es inmenso y estamos repletos de sueños…

Con un poco de suerte y buena voluntad…

Encontramos personas con las mismas aspiraciones y ganas de trabajar...

Y entonces...
El mundo se vuelve PEQUEÑO

Porque descubrimos, que estamos rodeados de grandes…

En los momentos difíciles, recuerdos como este, nos mantienen fuertes...

Con especial dedicatoria para Jaime Morón

Saturday, November 12, 2005

Los Fantasmas de Carlos & Melisa


Carlos es un tipo muy cerebral, le encanta tener la razón y juega con ella, como si fuera él el gato, y sus ideas, el ratón. Sabe muy bien lo que dice, lo que hace, lo que piensa, lo que cuenta y lo que calla. Pero tampoco crean, que conoce todas las puertas del laberinto, ni que guarda en su bolsillo, el tesoro del saber. Más allá de lo visible, en lo profundo de su alma, hay un espíritu de niño, que lo empuja a preguntarse el ¿por qué? de todas las cosas. Por ese ¿por qué?, dejamos pasar todo lo demás a un segundo plano y una simple idea es el único “aquí” y el único “ahora”. Más de una vez lo tildaron de prepotente, sobrado, individualista o cualquiera de las cosas que le dicen, al más listo de la clase. Pruebas tenía de sobra, para cerrarle la boca a los envidiosos y eso le encantaba, porque se sentía poderoso.

Con el paso del tiempo, la depresión lo convenció a sí mismo de que la verdad, es una mentira colectiva y que tanta confusión, por culpa de la curiosidad, es el precio que se paga, para obtener poder. Así, su mundo de las ideas, se convirtió en una caja de herramientas, para saciar su hambre hegemónica y su lema fue entonces: Confunde y reinarás. Pero dicen, que detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer…

Melisa, su mejor amiga, lo sabe todo, porque le penetra la mirada y le arranca el pudor a sus secretos. Más allá de lo evidente, de las mascaras que ponen, los que juzgan sin criterio, hay un niño repleto de sentimientos inocentes, lleno de vida, de cosas jamás experimentadas y que ella y sólo ella, es capas de despertar. Él también lo sabe, lo siente. Crecieron juntos, en el mismo colegio. Fueron y aún son, los mejores confidentes y se han amado en la intimidad del silencio, sin besos: ¡En la soledad!

Decidido, Carlos viajó a un lejano continente, en busca de nuevos horizontes. Los Domingos por la tarde, salía a caminar, por las playas de aquel lejano lugar, para relajarse un poco y olvidarse de la rutina, pero no se podía desprender de ella, porque el fantasma de un pasado inconcluso, lo invadía por dentro. En lo referente al corazón, él siempre ha sido el ratón y sus sentimientos, el gato. Melisa, tampoco pudo olvidar a Carlos y también tenía encima, al fantasma del recuerdo. Estaba arrepentida, porque se supone que el gato no debe dejar escapar el ratón, pero pensó que ya era demasiado tarde, para corresponderle.

El tiempo pasó de largo y cada uno siguió con su vida, como si nada hubiera sucedido. Años más tarde, se volvieron a encontrar y salieron juntos para contarse como los había tratado la vida, después de tanto. Los fantasmas estaban sentados, al lado de cada uno y se hicieron amigos. Cuando Carlos y Melisa se levantaron de la mesa y pagaron la cuenta, los fantasmas desaparecieron y empezó una nueva historia…