Las enseñanzas de Lutek Muka
foto tomada por Carlos A. Falla
La horda de los Truluk, era una especie de nómadas, que viajaban en manada, errantes por el mundo. Valles, mesetas, nevados, playas, bosques, islas y montañas, habían sido recorridas, generación tras generación. Una semana atrás, Lutek Muka, vio nacer a su hijo Nané y le prometió a la madre, que cuidaría de él…
Los años pasaron desde entonces y el niño creció fuerte y salvaje: No tenía aberraciones por la tierra, nómada a los 16, como sus ancestros. Lutek Muka era un gran maestro, porque supo contarle lo que necesitaba oír, y callar, lo que debía descubrir por sí mismo. Así, llego el día de la verdad, en la que Nané fue sometido a una prueba más difícil. Tenía que sobrevivir durante 4 días solo, alejado de la manada. Mientras tanto, los demás continuaron su camino hacia las playas blancas, para integrarse con grupos amigos y reproducir la especie.
La noche anterior, el joven Truluk cerró los ojos, pero no pudo dormir la mente. Estuvo repasando cada minuto de su existencia, cada lección aprendida, cada momento en el que la incertidumbre se apoderó de él y su padre le respondió ninguna palabra, para que él mismo pudiera reconocer, el color de sus temores…
Continuará…
Los años pasaron desde entonces y el niño creció fuerte y salvaje: No tenía aberraciones por la tierra, nómada a los 16, como sus ancestros. Lutek Muka era un gran maestro, porque supo contarle lo que necesitaba oír, y callar, lo que debía descubrir por sí mismo. Así, llego el día de la verdad, en la que Nané fue sometido a una prueba más difícil. Tenía que sobrevivir durante 4 días solo, alejado de la manada. Mientras tanto, los demás continuaron su camino hacia las playas blancas, para integrarse con grupos amigos y reproducir la especie.
La noche anterior, el joven Truluk cerró los ojos, pero no pudo dormir la mente. Estuvo repasando cada minuto de su existencia, cada lección aprendida, cada momento en el que la incertidumbre se apoderó de él y su padre le respondió ninguna palabra, para que él mismo pudiera reconocer, el color de sus temores…
Continuará…
posted by Andrés Carrera de Mulder at 4:17 AM
2 Comments:
HOla Andrés, un gusto leer una historia como esta, me identifico con esa noche del joven Truluk, donde medita en su vida, en lo aprendido, en los momentos inciertos, en los temores, que en mí son de muchos colores, tienen muchos rostros. A veces se es nómada sin necesidad de viajar, incluso en un mismo lugar, se va de aqúí para allá, ser nómada es una manera de ser inconstante creo yo, y eso me pasa mucho últimamente.
ESTIMADO ALVARO, COMO SIEMPRE, YENDO AL GRANO DEL ASUNTO, COMO BUEN PSICÓLOGO. SI, ES MUY CIERTO LO DE LA INCONSTANCIA, ESA QUE A VECES TOMA COLOR DE RUTINA: LA RUTINA DEL CAMBIO, AUNQUE SUENE RARO.
PERO TAMBIÉN SOMOS SEDENTARIOS. SEDENTARIOS DE LOS HÁBITOS MALOS, MÁS QUE DE LOS BUENOS, EN EL SENTIDO DE QUE LOS MALOS SON LOS MÁS DIFÍCILES DE CAMBIAR Y LOS BUENOS, LOS MÁS FÁCILES DE PERDER.
NOMADAS Y SEDENTARIOS, SEDENTARIOS Y NÓMADAS...
UN SALUDO MAFIOSO!
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