¿Los Juguetes o los juegos?

Ya que mi antepenúltimo post “Los juguetes…”, me ha traído pensamientos interesantes, he querido ampliar un poco más, mi análisis al respecto, empezando por el planteamiento de que la creatividad de un niño siempre es superior a la del adulto, porque a medida en que éste va cultivando nuevas experiencias con el mundo que lo rodea, la imaginación se centra más en el juguete, que en el juego.

Y para ilustrar mejor, lo que planteo aquí, les diré que imaginen la situación, de un niño que va jugando con su padre, mientras caminan por la calle y, de repente, pasan por una vitrina, llena de juguetes. Les puedo asegurar, que cuando esto suceda, el niño va querer algún juguete, porque representa algo nuevo y diferente. Además, nótese que cuando la edad del niño es mayor, también lo es la complejidad del juguete, lo cual me lleva a deducir, que la imaginación se limita en cierta forma, porque el deseo de encontrar objetos tangibles es cada vez mayor (creo que puede ser una forma de promover ese materialismo del mundo occidental). Tal vez se trata de la obsesión humana por representar ese mundo de las ideas.

Un buen ejemplo de las bellezas del juego y la creatividad humana, es el que nos muestra Roberto Benigni en la película “La vida es bella”, porque es increíble, la forma en que nos demuestra, que la inocencia del niño puede tener inmersa, más sabiduría que la conciencia del adulto y por eso es que Guido (el papá de este niño tan simpático), logra su objetivo, utilizando la inocencia del niño, como la llave para salvarlo.

Para concluir, no va de menos subestimar, ni el juego ni el juguete, porque el uno representa la herramienta y el otro, la habilidad de quien la utiliza. Por eso es que todos los hombres, llevamos inmerso un niño, ese niño que siempre está buscando el ¿por qué?, la relación causa-efecto, a través del prueba y error.

•Para mayores referencias de la película, ir al link lavitaebella