Thursday, September 29, 2005

La isla de mi Némesis I


El viento ha cambiado mi curso, me empuja hacia una tormenta de niebla y las velas están rotas… Me he estrellado contra el iceberg de mis propias ilusiones, el viento era muy fuerte y el peso del ancla fue inútil. Pasé días enteros, flotando en el agua, como un cuerpo inerte, hasta que las olas me arrastraron a la playa de esta isla…

Segundos convertidos en minutos, minutos en horas, horas en días y el cristal de mi reloj roto, como si el tiempo se hubiera desbordado de sus propias coordenadas… No sé, me es imposible adivinar cuanto estuve allí tirado, sin fuerzas, vulnerable y solo. Cuando recuperé la conciencia, las sirenas daban vueltas en mi cabeza, ahora quería estar en sus brazos y dejarme seducir de sus voces. Quizás, por la fuerza del misterio, de la curiosidad del que no ha experimentado, las quimeras de Neptuno deambulaban en mi mente, no siendo más que escombros, de un pasado inadvertido…

Despegué los párpados con dificultad, mientras el sol ardía en mis ojos adobados por la salinidad del mar, como el resto de mi piel. No se si de milagro, estaba repleto de llagas, causadas por las aguamalas y una que otra espina de erizo;… no me convertí en el almuerzo de los tiburones, ¡estoy vivo!

Continuará…

Sunday, September 25, 2005

La isla de mi Némesis II


Una vez despierto, me quedé observando el horizonte; no había rastro alguno de mi barco. No hay nadie aquí, es totalmente desierto. El sol sobre mis heridas, me causaba comezón y la irritante piquiña, producía un desespero absoluto. Penetré la selva densa, caminando por doquier, sin ninguna fortuna, ni rastro de algún morador. No tardó mucho en oscurecer, la actividad de los insectos se hizo notar al instante, pero lo único que me importaba en ese momento, era encontrar la respuesta a mis instintos ocultos, porque pudiendo aprovechar el día, para conseguir un resguardo u improvisar un refugio, me dejé seducir por la curiosidad del explorador, la misma del que lo quiere ver todo y por ello, su ceguera es absoluta…

Desde mi subconsciente, algo me empujaba hacia delante, a internarme en las profundidades de una jungla virgen, infestada de oscuridad. Sólo pude dejarme llevar por la intuición, ¡allí hay gato encerrado! y el aire que respiro, con una densidad pestilente, se transformó en el engendro de mis sospechas, sobre un hallazgo sin retorno.

¿Hallazgo o desaparición? La incertidumbre invade mi ser y se lo va tragando con los colmillos del silencio. ¿Por qué da la sensación de despertar, de que por fin tienes los ojos puestos en el mundo real, cuando coincidencialmente, te sientes más perdido que nunca? Una luciérnaga, se cruzó en mi camino, como haciéndome conciente de mi pensamientos existencialistas e inútiles. Decidí seguirla, su luz me llenó de esperanza…

No se pierdan el final, en el próximo post!

Monday, September 19, 2005

La isla de mi Némesis III

Jamás había estado en un lugar tan oscuro y nunca pensé encontrar algo parecido, en las profundidades de mi ser. Esta isla va más allá de lo que la consciencia, me permite comprender. Tengo la confianza, de poder subyugar, las fuerzas negativas que me oprimen. La luz de aquel insecto diminuto, incrementaba mi fuerza cada vez más, como si fuese una estrella. De repente, llego un punto, en el que dejó de alumbrar y todos mis anhelos se desbordaron en una terrible melancolía. “Ahora sí, ¡Estoy perdido!” Apareció frente a mí una voz gruesa, cuyo eco resonaba en mi interior…

Soy tu “yo” oscuro, soy tu “yo” destructivo y es el momento de levantarme contra ti y destruirnos, ¡¡de una vez por todas!!...

El ogro de mi Némesis, quiere liquidarme y si intento eliminarlo, caeré con él, pues es parte de mí y yo de él. Una y otra vez, arremetía contra mí, una y otra vez, tuve la suerte de poder evadirlo, me aprovechaba de su lentitud, me burlaba de su fuerza bruta. Zass!!! Cayo el filo sobre mi cara, partiéndome el cráneo en 2 y deslizándose como en mantequilla, hasta alcanzar mis condenadas viseras.

Pero no sentí nada, la sangre salió de su propio cuerpo y también los gemidos. La luz regresó y sólo puedo describirla, como el destello de un relámpago en el cielo. Despegué los párpados con dificultad, mientras el sol ardía en mis ojos, adobados por el mar de la vida, como el resto de mi piel. No se si de milagro, estaba repleto de llagas, causadas por las malas experiencias y una que otra espina, de soledad…




Ambos mundos, interior y exterior, están atados como 2 eslabones, de una misma cadena. En cada ser, el tiempo y el espacio son tenciones que intentan separarlos. Así, llega el instante, donde es imposible resistirse y, de la misma forma en que se abre una flor, el big-bang de la personalidad adulta, explota. Luego, la vida se convierte en un reguero de recuerdos, en un conjunto de fósiles, como la firma de un meteorito, sobre la superficie de la luna...


Tuesday, September 06, 2005

Mi barco


Me gusta pensar, que el alma tiene su propia memoria. Durante la vida, muchas personas, dejan todo tipo de huellas y el océano del subconsciente, se encarga de recoger cada pisada, haciendo parecer que no hay rastro alguno. Aquí no tiene importancia, la fuerza del andar, ni la distancia, ni el ritmo; cada quien, con su estilo particular. Pero por dentro, en el barco de mi afecto, el valor de los tripulantes es incalculable.

A veces es complicado, encontrar ese punto de inspiración sublime, en el que la mente y el corazón, se sintonizan en una armonía excepcional. Por estos días, siento que esa chispa de genialidad, es más difícil de encontrar, porque me falta algo. ¿Qué me puede estar faltando? De vez en cuando, viene bien la soledad; el alma se vuelve más susceptible, más perceptiva, pero no cualquier soledad, ya que no es igual, cuando nos hace falta, esa persona que llena el vacío, a cuando aún estamos buscándola. La una es la soledad del explorador, del que aún no sabe quién tendrá la llave, mientras que la otra, es la del que tiene la llave en su poder pero está lejos. La primera parece más llevadera, cuando se tiene esperanza y necesidad de emprender la búsqueda. La segunda es distinta, porque la necesidad es mutua, los deseos mayores, la ausencia tiene nombre propio y va por partida doble. Pero bueno, es reconfortante tener un norte y saber donde se encuentra el tesoro.


"Soy un viajero y un navegante, y cada día descubro nuevas regiones en mi alma." Jalil Gibrán